El nombre de Louis Van Gaal (Ámsterdam, 1951) se asocia rápidamente al de un entrenador cuasi-cómico. A un personaje creado a lo largo de los años con cara de enfado y un español irrisorio. Su “nunca positivo, siempre negativo” forma ya parte de la historia del fútbol. Y esa figura, esa pose, desgraciadamente, ha calado demasiado hondo entre los espectadores. Pero Louis Van Gaal es mucho más como entrenador. Lo ha sido y, a día de hoy, ya forma parte, por méritos propios, de los cinco mejores técnicos del planeta. Y el camino que ha tenido que recorrer para ello ha sido, sin duda, mucho más duro, más bacheado, más intenso, que el de la mayoría de sus compañeros. La victoria de anoche ante el Inter de Milán por 0-1 no hace sino confirmar que al gran Louis Van Gaal le queda aún cuerda para rato.
El técnico de Ámsterdam debutó en los banquillos en el AZ Alkmaar hace ya un cuarto de siglo. Con 35 años tomó las riendas del conjunto holandés dando el salto al club de su ciudad natal: el Ajax, en 1991. En él, se ganó una enorme reputación, desplegando un juego ofensivo majestuoso y asombrando al mundo con los conocimientos técnico-tácticos de sus jugadores. Patrick Kluivert, Frank de Boer, Edwin Van der Sar, Clarence Seedorf, Frank Rijkaard o Marc Overmars son sólo algunos de los nombres que estuvieron bajo sus órdenes. Con éstos, Van Gaal se alzó con la Champions League en 1995, venciendo en la final al todopoderoso Milán por 1-0. De 1991 a 1997, una Copa de Europa, otra final de la misma, una Intercontinental, una UEFA, tres ligas y una Copa de Holanda. A simple vista, no parece el palmarés de un técnico mediocre...
Estos méritos le llevaron a fichar por el F.C Barcelona, un equipo que vivía y vive bajo la atenta mirada (y aprobación) en la sombra de Johan Cruyff. Allí estuvo en dos etapas diferentes, siendo la primera de ellas la de mayor éxito (1997-2000). Tres temporadas en las que se ganaron dos ligas, una Copa del Rey y una Supercopa de Europa. Pero, tras un último año de sequía, Van Gaal decidió dimitir. Además, el técnico convirtió al equipo catalán en un conjunto holandés, con jugadores de renombre como Kluivert, Frank de Boer o Cocu, pero también con excentricidades como Bogarde o Reiziger. Eso sí, pocos recuerdan ya que fue el creador del “nunca positivo” el que subió al primer equipo al, para muchos, mejor jugador español de la historia, Xavi Hernández y al actual capitán azulgrana, Carles Puyol. Además, en su segunda etapa, hizo lo propio con Víctor Valdés y Andrés Iniesta. En una balanza futbolística, el mero hecho de descubrir a Xavi ya compensa cualquier Christanval que pudiera haber en la plantilla...
Tras un fugaz paso por la selección holandesa, donde fracasó, y tras la herida abierta del Barcelona, Louis Van Gaal perdió credibilidad ante los ojos del planeta fútbol. Era un técnico ofensivo, sus equipos practicaban un juego rápido, vertical, con extremos, vistoso, pero no parecía suficiente. El personaje parecía haberse comido a la persona y su fuerte carácter y personalidad parecían haber podido devorar al sabio que había en su interior. Por ello, “siempre negativo” decidió regresar a sus raíces. El AZ Alkmaar le acogió y allí se pasó cuatro temporadas, a la sombra del foco público internacional, concentrado en hacer prevalecer sus conocimientos, en reencontrarse con la felicidad, en recuperar el placer de entrenar. Y en su última temporada allí (2008-2009), su esfuerzo dio sus frutos. Se alzó contra todo pronóstico con la Eredivisie y fichó por el Bayern de Múnich, un gigante de Europa. Van Gaal había recuperado el puesto que siempre le correspondió.
Su historia en el conjunto bávaro es ya conocida por todos: Bundesliga, Copa y finalista de la Champions en su primera temporada. Casi nada... Pero las decisiones más importantes y exitosas del técnico de Ámsterdam fueron otras. Y es que en el fútbol germano también ha explotado sus dotes de sabueso del talento y, nada más llegar a Múnich, tomó una decisión inverosímil para muchos: vendió a Lucio, cacique de la defensa, y subió a Badstuber, juvenil imberbe sin ninguna experiencia. Pero su mayor descubrimiento fue otro: Thomas Muller. Con 20 años se hizo con la titularidad en el Bayern y en la selección alemana, donde fue Bota de Oro del pasado Mundial de Sudáfrica con cinco tantos. Fue una victoria para la Mannschaft gracias a un gol del holandés Louis Van Gaal, ese técnico siempre enfadado, ese entrenador siempre lúcido, esa persona capaz de detectar el talento allá por donde va. En definitiva, uno de los cinco mejores entrenadores del mundo. Bienvenido de nuevo, Louis.
Muy buen artículo del ogro van gaal.
ResponderEliminarsigue asi figura!
chils
Me gusta mucho leer un artículo positivo de este gran entrenador que, sin duda, ha ayudado a las canteras de los equipos en los que ha estado.
ResponderEliminarMuchas gracias. Desafortunadamente, le despidieron pocos meses después pero mi opinión sobre él no ha variado. Estoy deseando que vuelva a entrenar y creo que sería un grandísimo acierto que algún club grande le recultara...
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