Luis Fabiano Clemente, “O Fabuloso”, abandona la liga española. Tras cinco temporadas y media en el Sevilla, el delantero se ha comprometido con el Sao Paulo por 7.6 millones de euros y está decidido a hacer el camino de vuelta a Brasil. 106 goles y seis títulos después, se marcha el quinto máximo goleador de la entidad blanquirroja, un jugador que llegó como otra apuesta arriesgada de Monchi y que acabó entrando en la historia y en los corazones sevillistas.
Pocos pensaban que aquel chico de Campinas, Sao Paulo, llegaría adónde ha llegado. Luis Fabiano (1980) creció sabiendo que su futuro pasaba por el fútbol. Con 17 años debutó en el Ponte Preta, equipo de su ciudad, permaneciendo allí tres temporadas. Ya en el 2000, el Sao Paulo llamó a su puerta y se hizo con sus servicios. Su éxito no pudo ser más inmediato. Anotó 10 tantos en 22 partidos y el Rennes francés no dudó en apostar fuerte por él. Pero Luis Fabiano estaba muy lejos de ser “O Fabuloso”... No convenció y se vio obligado a regresar al Sao Paulo poco tiempo después. Con ganas de reivindicarse, a partir de entonces sus números fueron absolutamente espectaculares en Brasil: 19 tantos en 23 partidos en su primera campaña y 29 en 34 en su segunda... Entretanto, debutó con la Canarinha en 2003 contra Nigeria marcando uno de los goles del partido (victoria por 0-3). Tras empezar la tercera y tras cinco goles en ocho encuentros, el “otro Sevilla” por el riesgo y éxito de sus fichajes, el Oporto, le contrató por 10 millones de euros. El delantero parecía un hombre consolidado y más maduro del que había llegado a Europa hacía unos años y la apuesta, a priori, no conllevaba tantos riesgos.
Pero si algo caracterizaba a ese primer Luis Fabiano era su inestabilidad. Un jugador capaz de marcar prácticamente un gol por partido en Brasil y de autoexpulsarse en numerosos partidos en sus inicios. Así que su regreso a Europa tampoco fue como se esperaba. Se alzó con la Copa Intercontinental con el Oporto en la etapa post-Mourinho, pero su rendimiento no fue el esperado: tres tantos en 22 partidos. Demasiado pobre para un delantero de primer nivel. Las dudas volvieron a aparecer en Luis Fabiano. Convencido de su calidad en Brasil, cada desembarco en el viejo continente parecía un suplicio. Pero ahora si, el Sevilla, vio en el jugador un potencial que incluso él creía perdido. No fue difícil convencer al equipo portugués y así comenzó la etapa de “O Fabuloso” en el fútbol español, donde se convirtió en un goleador de referencia pretendido por dos de los clubes más grandes del mundo como Real Madrid y Milán.
El Sevilla tuvo la paciencia que ni Rennes ni Oporto mostraron y dio sus frutos...poco a poco: 5 goles en 2005-06, 10 en 2006-07, 24 en 2007-08... Un rendimiento que fue “in crescendo” y que hizo de Luis Fabiano uno de los delanteros más rentables de la historia del Sevilla. En el equipo de Nervión, el punta se alzó con dos Copas de la UEFA, dos Copas del Rey y una Supercopa de España y de Europa. En cinco temporadas y media, sus vitrinas se llenaron de trofeos. Además, en 2004 y en 2009, con Brasil, participó activamente con sus goles en la consecución de la Copa América y la Copa Confederaciones respectivamente. (Algunas de sus obras de arte)
Hace ya casi un año, Luis Fabiano se presentó en el Mundial de Sudáfrica con el “9” de Brasil a su espalda. Una responsabilidad que algunos creíamos para la que no estaba preparado. La selección cayó en cuartos de final ante la finalista Holanda por 2-1 pero “O Fabuloso” realizó un torneo más que digno, anotando incluso uno de los goles de más bella factura del torneo. No era Ronaldo Nazario Da Lima, pero cumplió con creces. Ahora, no se reencontrará con él en la liga brasileña por pocos días. “Muchas gracias por tus goles silenciosos, por caminar de la mano con el Sevilla en el momento más glorioso de su historia”, pensarán hoy los aficionados blanquirrojos, orgullosos y agradecidos de haber tenido en sus filas al “9” de la Canarinha. Se va de nuestra liga un excelso goleador y sólo nos queda, como a los aficionados del Sevilla, decirle “muchas gracias y buena suerte”.
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